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Podcast Neuroeducación

Este es el podcast que grabamos Ana Rojo y yo, con Diana Fuior en su canal de podcast "En familia". Hablamos entre las tres sobre neurociencia y cómo puede ayudar a las familias a entender un poco más el cerebro de sus hijos.

Espero que os guste y lo disfrutéis tanto como nosotras grabándolo. Gracias Diana por hacernos un hueco en tu canal.

Picha aquí para escucharlo: Podcast En familia "Neuroeducación"

EL JUEGO DE LAS EMOCIONES

Este Juego de la Oca de las emociones se puede jugar en familia o en clase para trabajar con los niños/as las emociones y el autoconcepto, de una manera divertida y reflexiva. Seguro que genera muchos debates interesantes. ¡A jugaaarrr!

Programación de cursos.

Estos son los cursos que llevo a cabo en el despacho para niños de 0 a 16 años. Además continúo con los talleres para familias y profesionales. Os espero!!!





La autoestima.

El ser humano es egoísta por naturaleza, lo llevamos en los genes; y no crean que es algo negativo, al revés, si no fuera así, seguramente no viviríamos mucho tiempo.

Nacemos egoístas para aprender a conocernos, a nosotros mismos y a nuestro entorno. De esta manera, conforme vamos evolucionando ese egocentrismo va tornándose en altruismo, pero nunca dejaremos de ser un poco egoístas a lo largo de nuestra vida.

Carlos Hué (Doctor en Psicología) afirma que "La persona antes de querer a otros, tendrá que quererse mucho a sí misma".

El concepto de autoconocimiento, al que hago referencia, es uno de los elementos que conforman la autoestima, la cual se podría definir como la valoración que hacemos de nuestro propio ser. El conocimiento propio, la valoración de uno mismo, el conocimiento emocional, la acción y la motivación personal son todos los elementos que conforman la autoestima.

La importancia de este concepto reside en constituir la base de un desarrollo armónico del ser humano, es un sentimiento que se desarrolla desde la infancia y cuyo proceso ayuda a construir nuestra personalidad, nuestra forma de relacionarnos con el entorno, en definitiva, parte esencial de nuestra inteligencia. Expertos como Daniel Goleman, afirman que el éxito de una persona se apoya en el 20% de su CI y en el 80% de sus habilidades emocionales.

Las personas con una alta inteligencia emocional tienen una autoestima equilibrada, tan perjudicial es tenerla extremadamente alta (soberbia) como muy baja.

Entendiendo el término de Inteligencia Emocional como la capacidad de conocer y utilizar de forma eficaz tanto las emociones propias como aquellas de los demás. Pero llegados a este punto, me gustaría aclarar varios aspectos.

La inteligencia emocional no supone que una persona tenga que llorar por todo, que exagere sus emociones, que no sepa defender sus derechos por justificar siempre lo que hacen los demás, al revés, es una habilidad, una capacidad que nos ayuda a desarrollar la sensibilidad, a conocer nuestras emociones y las de los demás; a controlar las emociones dentro de unos parámetros normalizados (cuando hay que llorar se llora y cuando hay que reír se ríe); a reafirmar nuestros valores sin agresividad frente a los otros y a mantener un nivel de activación eficaz para lograr las metas que nos hayamos trazado en la vida.

Siendo la autoestima la base de la armonía del desarrollo general de la persona, desde la familia se puede ayudar a fomentar su formación, teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
  • Cuidado con el vocabulario que empleamos, se debe evitar, o por lo menos restringir, el uso de "eres...", "no tienes...", amenazas, comparaciones, etc. Cuando reprochen algo, refiéranse a una conducta concreta, no generalicen. Sea firme pero con respeto.
  • Escuchando al niño/a de una manera activa, interesándonos por lo que nos cuenta, dejar que hablen y se expresen, seguro que cuando sean adolescentes lo echaréis en falta.
  • Se puede ayudar al conocimiento de las emociones aprovechando cualquier situación emocional y así enseñarles el nombre de las más sencillas al principio, aquellas que puedan entender (tienes vergüenza, estás contento, triste, asustado, enfadado, ...), para poco a poco ir introduciendo otras más complejas y los distintos grados de las mismas (muy, poco, medio, algo, ...).
  • Cuando el niño/a haga algo, es mejor alabar el proceso (te has esforzado mucho, cada día lo haces mejor, etc.) que el resultado. Tampoco hace falta hacer una fiesta o llamar a la banda de música cada vez que el niño haga algo, los halagos se pueden transmitir con alegría pero con naturalidad.
  • Favorezca la actividad física como disfrute y nunca como competición contra otro y de nuevo, atender al proceso (qué tal lo has pasado, había mucha gente, te ha gustado el campo, cómo eran los vestuarios, con quién has jugado, conocías a alguien del otro equipo, etc.) no al resultado final.
  • Sea un modelo positivo, siendo usted excesivamente duro consigo mismo o muy pesimista respecto a sus propias capacidades, le transmite un mensaje negativo que calará poco en la personalidad del niño.
Fuente:
Hué, C., (2006), Pensamiento Emocional. Un método para el desarrollo de la autoestima y el liderazgo, Mira Editores.
Goleman, D., (1996), Inteligencia Emocional. Editorial Kairós. 
Mora, M. y Reich, R.M., (2005), Autoestima. Editorial Síntesis.

Los miedos en la primera infancia.

En la infancia es muy habitual tener miedos, especialmente aparecen sobre los 4 años. Miedo a la oscuridad, a estar solos, a los ruidos fuertes, a ciertos animales, a los monstruos, etc.

Los miedos son bien adquiridos o bien transmitidos, existe más probabilidad de que un niño sea miedoso si en su entorno se relaciona con una persona miedosa. Así que debemos tener mucho cuidado con lo que se transmite a los hijos, no solo con las palabras sino también con los actos.

De más está decir que nunca tenemos que amenazar con frases del tipo "vendrá el coco, el hombre del saco, etc.". Estar alerta con las personas del entorno, ya que seguramente en el hogar no uséis estas expresiones pero puede ser que otras personas cercanas al niño sí que lo hagan.

Normalmente los miedos aparecen por alguna experiencia negativa o debido a la imaginación desbordante de los niños después de escuchar alguna historia de miedo.

Cuando el niño nos está expresando el miedo no podemos burlarnos, tomarle el pelo, ridiculizarlo o presionarlo para que se acerque a aquello que le da miedo, ya que esto solo aumentará la ansiedad del niño. Tampoco debemos ser excesivamente exagerados en su protección, ya que el niño lo percibirá como que existe un peligro real. Es bueno escucharles, explicarles la situación y ofrecerles seguridad.

Para que el niño supere sus miedos debemos reforzar su autoestima y autonomía, reforzando aquello que haga bien e ir dándole pequeñas responsabilidades que pueda hacer en el día a día.

Existen muchos cuentos que podemos usar para explicar los diferentes tipos de miedos, aquí os dejo una pequeña selección. Algunos a lo mejor están descatalogados pero seguro que podréis encontrarlos en alguna biblioteca.

Espero que os gusten y os ayuden a superar los miedos.


Mi hijo es muy movido.

En muchas ocasiones nuestro ritmo de vida es frenético, tanto, que puede generarnos estrés y nerviosismo, el cual, sin ser conscientes de ello, podemos transmitir a nuestros hijos. Si además nuestro hijo es excesivamente movido, la paciencia se nos agota en seguida.

Vaya por delante que no existen recetas mágicas para educar a los hijos, cada uno somos de una manera diferente y a cada uno nos funciona una cosa. Los puntos que os sugiero tenéis que adaptarlos a vuestros hijos, entorno y manera de entender la educación.
Para adecuar el comportamiento de vuestro hijo a vuestras expectativas debéis tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Aceptarle tal y como es y no culpaos de su mal comportamiento. Evitar los enfrentamientos innecesarios, como padres, sabéis perfectamente cuando vuestro hijo va a estallar, es en esos momentos cuando tenéis que ser más flexibles y pacientes. Podéis distraerlo con otra actividad, proponerle alternativas a su mala conducta e ir al parque donde pueda correr y desahogarse.

2. Educar en positivo. Reforzar el proceso es más efectivo que valorar el resultado final. Evitar exigirle aquello que sabéis que no va a poder cumplir. Establecer unas expectativas realistas con respecto a vuestro hijo. Emplear el castigo lo menos posible, es más efectivo la restauración del mal, que el castigo en sí.

3. Ser muy rutinarios y organizados. Esto le dará seguridad al conocer de antemano lo que va a suceder y cómo se tiene que comportar en cada situación. Anticipaos a sus necesidades, adelantar el reloj quince minutos, así evitaréis llegar siempre tarde a los sitios, presentarle las novedades poco a poco y usar una agenda para apuntar sus actividades semanales o en una pizarra con dibujos.

4. Juego. Los niños tienen que comportarse como tal y es a través del juego como aprenden a relacionarse con el entorno. Guiar su juego para que termine uno antes de empezar el otro y potenciar juegos de movimiento y juegos más tranquilos: Leer cuentos, hacer meditación infantil, que os ayuden en las tareas del hogar, etc. Evitar los sitios muy ruidosos y con luces muy estridentes. A partir de las 8 de la tarde, nada de juegos tecnológicos, ordenadores o televisión, les dificultan llegar al estado de calma necesario para dormir.

5. Hablarle con respeto. Antes de decir algo, párate a pensar si le dirías eso mismo a tu pareja o a tus padres… La mayoría de las personas cuando se sienten atacadas, se llenan de ira y responden con malas conductas. Si el niño se siente atacado os retará y os desobedecerá todavía más.

6. Evitar las etiquetas “eres …”, “no tienes vergüenza…”, “siempre igual…”, etc. Es preferible valorar la conducta concreta y en el momento en que ocurre, que generalizar ese comportamiento a todos los ámbitos de su vida. Dejarle que explique por qué ha actuado de esa manera y a lo mejor, podréis negociar la consecuencias de ese acto.

7. Los gritos no nos llevan a ningún lado y convierten a los niños en “sordos” porque se acostumbran a ese tono de voz. Además, hay que tener en cuenta que no les ayudan a gestionar las emociones, les asustan, se alejan de vosotros cada vez más, les baja la autoestima y sienten que nunca están a la altura de vuestras expectativas.


8. Cuando notéis que vais a estallar: Parar, Respirar y Pensar. De esta manera podréis ver la situación desde lejos, evitando la toma de decisiones precipitadas, hecho que os ayudará a encontrar soluciones y no centrarse exclusivamente en el problema.

9. Mostradle vuestro cariño incondicional. Necesitan saber que siempre estaréis ahí pase lo que pase. Que sepa que le apoyáis y le valoráis, de manera que vuestro amor hacia él no está condicionado por el tipo de comportamiento. El afecto se demuestra con palabras pero también son muy importantes los gestos.

10. Tomaos algún respiro a lo largo de la jornada para cuidaros y relajaros, os encontraréis mejor y esa mejoría se verá reflejada en la relación con vuestros hijos.
Aunque, después de todo esto, lo verdaderamente importante, 
es que sois espectadores privilegiados del crecimiento y desarrollo de vuestros hijos, 
disfrutarlo al máximo y compartir la felicidad.

La música y el cerebro.

Es un hecho que la música influye mucho en nuestras vidas, en ocasiones imperceptiblemente y en otras, de manera intencional buscamos aquella que necesita nuestro estado anímico. De esto saben mucho los publicistas y cineastas...

Diversos estudios dentro del campo de la psicología han atribuido beneficios a la adaptación de estrategias musicales para el desarrollo de habilidades cognitivas (Jordana, 2008; Hillie, Gust, Bitz y Krammer, 2011; Tierney y Kraus, 2013).

También encontraremos estudios que rebaten las bondades sobre el efecto Mozart o el método Tomatis, pero nadie puede negar que la música es energía, energía que nuestro cerebro traduce en diferentes mensajes dependiendo de factores tan diversos como la personalidad, la educación recibida, el estado anímico, el contexto, etc.

Disfrutar y/o componer música puede influir positivamente en cuatro áreas:
  • Afectivo-emocional: disminuye la tensión, agresividad y ansiedad, aumenta la tolerancia a la frustración, incrementa el sentimiento de seguridad y salud emocional, facilita la expresión de sentimientos, potencia las respuestas emocionales apropiadas al contexto y mejora la autoestima.
  • Comunicación: incrementa la capacidad de expresión y creatividad, ayuda a expresar sensibilidad y facilita la iniciación y mantenimiento de conversaciones en torno a temas relacionados con la música.
  • Social: aumenta la conciencia social, la pertenencia al grupo y la cooperación, disminuyen conductas inadecuadas y potencia la reafirmación de la personalidad.
  • Cognitiva: incrementa la atención, el aprendizaje y la memoria, estimula la imaginación y la creatividad, desarrolla la capacidad de orden, abstracción y análisis, actúa como refuerzo y motivación en tareas académicas, ayuda a combatir el cansancio y aburrimiento y favorece la concentración y la relajación.
La música puede modificarnos tanto a nivel emocional, aportando aquello que nos pide nuestro ánimo en un momento concreto, como a nivel físico, bajando las pulsaciones, reduciendo el estrés y favoreciendo la actividad física.

"La música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible 
permanecer en silencio" (Victor Hugo).

Mindfulness

Mindfulness o Atención Plena es una capacidad, una habilidad del ser humano, de ser plenamente conscientes de lo que ocurre en el momento presente, sin prejuicios de ningún tipo y sin juzgar a nada ni a nadie, cultivando la conciencia de la mente y el cuerpo para aprender a vivir aquí y ahora, de manera activa, abierta, y reflexiva, observando los estímulos internos y externos y dejando fluir los acontecimientos.
La verdad, es que la Atención Plena puede resultarnos algo muy familiar, algo que todos nosotros mismos podemos experimentar a diario, en nuestra vida cotidiana. 
Algunas personas son más atentas que otras, pero no importa dónde esté nuestro punto de partida, podemos aumentar la Atención Plena mediante la práctica regular. Y además, no es necesario ser monje ni asceta para beneficiarse del entrenamiento Mindfulness. Eso sí, se necesita un compromiso personal de práctica.
Beneficios de la práctica de la Atención Plena o Mindfulness:
- Estar plenamente en el presente, en el aquí y ahora.
- Observar pensamientos y sensaciones desagradables tal y como son.
- Conexión con uno mismo, con los demás y con el mundo que nos rodea.
- Aumento de la conciencia de si mismo.
- Mayor aceptación y compasión de uno mismo.
- Mayor equilibrio, menor reactividad emocional.
- Mayor calma y paz interior.
La aplicación educativa de la Atención Plena implica muchos más beneficios para el grupo clase en general y para cada uno de nuestros alumnos.
Os invito a probarlo, es una experiencia que merece la pena.

Las inteligencias múltiples

En la página de Aula planeta he encontrado una infografía muy interesante para pasar de la teoría de las inteligencias múltiples a la práctica en el aula.
Espero que os ayude.

Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar.

Que el cerebro aprende gracias a la emoción es un precepto tan antiguo como evidente. 

En 1920 Thorndike ya hablaba de la Inteligencia social pero no fue hasta 1983, cuando H. Gardner, popularizó los términos Inteligencia Intrapersonal e Inteligencia Iterpersonal en su libro "Inteligencias múltiples: la teoría en la práctica", como elementos indispensables a tener en cuenta a la hora de hablar de inteligencia en general. El primer autor en desarrollar en profundidad la Educación Emocional como tal, fue W. Payne en su tesis.

En la actualidad, la Educación Emocional se está imponiendo en muchas metodologías educativas y empresariales, gracias a las evidencias que muestran los descubrimientos de la Neurociencia, de los cuales se nutre la Neuroeducación, y cuya hipótesis principal es que el cerebro aprende cuando experimenta una emoción, que le lleva a la curiosidad, a interesarse por algo, de manera que pone atención en ello y consigue así aprender aquello que le ha producido dicha emoción.

Educar la emoción y a través de ella, aporta herramientas al ser humano para lograr un equilibrio entre emoción y cognición, lo que nos facilita el aprendizaje.

Y todo este discurso a qué viene... A que se va a celebrar el III Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar en Zaragoza el próximo año, 2017. Así que si queréis conocer más sobre este tema, no os lo tenéis que perder.